Dar las gracias vs. ser agradecido



A priori son conceptos parecidos, conceptos que podríamos confundir, pero en la realidad distan bastante de ser lo mismo.  Hay un artículo del El País Semanal que me hizo reflexionar en su momento y que hoy vuelvo a traer al frente.

Desde pequeños nos educan diciéndonos que tenemos que dar las gracias cuando alguien hace algún gesto amable hacia nosotros, nos trae el café a la mesa o nos cede el paso al entrar en el ascensor. Esperamos lo mismo de la otra persona si somos nosotros los que les hemos servido en la cafetería o los que les hemos avisado que se dejaban la chaqueta justo cuando se iban del restaurante. Hay un refrán que dice: "Gracias y buen trato valen mucho y cuestan barato".

¿Pero hay un agradecimiento real en todo ello? Somos bastante buenos en dar las gracias, es rara la vez que no lo hacemos y nos resulta antipático si alguien no nos las da. También huimos de las gracias forzadas, que preferimos que no nos las den, pues a veces sienta hasta mal... Si seguimos con el refranero: "Gracias fuera de sazón, desgraciadas son". Son las dos caras de la misma palabra, lo que la hace perder valor -nunca sabremos si unas gracias fueron sinceras al cien por cien o no-.

Por otro lado podemos agradecer desde los gestos hacia la persona con la que de alguna manera nos sentimos en deuda, agradecerle lo que ha hecho por nosotros, sí, pero de una manera algo más original. Si nos han regalado unas gafas de sol, ¿por qué no le invitamos a una terraza a ver la puesta de sol mientras las llevamos puestas? Quizá se guarde ese gesto y le perdure mucho más en el tiempo que si le hubiésemos dado las gracias en el momento y cuando se acuerde de la situación, sentirá satisfacción.

Y con cosas mucho más sencillas e incluso más básicas de lo que cualquiera de nosotros pudiésemos pensar. Imaginaros que vais a casa de un amigo a comer y os tiene preparada una tortilla de patatas para comer, ¿le damos las gracias y le decimos que está muy buena? Quizá la próxima vez que vayamos a comer a su casa, nos podíamos pasar antes por el supermercado, comprar patatas, huevos y pedirle por favor que nos enseñe a preparar esa tortilla tan buena que comimos la otra vez. O si vamos a hacer la compra con él, hablar de su tortilla y su buen hacer con la persona que nos esté cobrando. Sentirá reconocimiento y le sacaremos una sonrisa.

Son esos pequeños detalles los que podemos tener con las personas con las que nos sentimos agradecidos de verdad los que van a marcar la diferencia y los que demuestran realmente ese agradecimiento, porque no se lo esperarán y porque lo valorarán mucho más que un, ahora sí, simple gracias.

Como siempre, os animo a buscar formas un poco más creativas de agradecimiento con ese amigo o pareja, hacedlo sentir bien y ya veréis como os sentiréis también mejor vosotros mismos.

Créditos de la foto: www.freepik.es

Comentarios

  1. Hola! Me ha encantado tu post! Es muy bueno. Yo soy de las dos cosas ser agradecido(ser agraciado) y dar las gracias, pues una cosa suele atraer a la otra.
    Unsaludo!

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  2. Hola Zibersanti!
    Me alegro muchísimo que te haya gustado! Sí que tienes razón, normalmente las dos cosas van de la mano, ya que están, digamos, ligadas. Muchos las confundimos a veces con el karma, pero estoy seguro que está más en nuestra mano de lo que pensamos.

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