Formación y oportunidades laborales.



Trabajo desde los 16 o 17 años. Mi primer trabajo fue vendiendo entradas de fútbol de un colegio cuando jugaban sus benjamines en casa, el precio de las entradas eran algo completamente simbólico, jugaban todos los sábados o domingos por la mañana y a mi me valía para pasar el fin de semana con mis amigos, salir, ir y venir, sin pedirle dinero a mis padres. Luego en verano me saqué el título de socorrista y estuve los meses de verano durante 3 o 4 años trabajando de socorrista. Era realmente aburrido y se me hacían eternos los días, pero satisfacía el hecho de no depender, en cierta medida, de mis padres. También trabajé mientras estudiaba de camarero en un catering, de repartidor..

Con el paso del tiempo me he dado cuenta que yo quería trabajar por una razón y mis padres querían que trabajase por otra razón completamente distinta. Mientras yo lo hacía por sacarme un dinero extra y tener para mis fines de semana creyendo que así a mis padres les liberaba de una carga económica, mis padres querían que yo trabajase por lo que allí yo iba a aprender primero, como persona, y después porque iba a aprender cómo moverme y cómo funciona el mundo laboral. Formaba parte de mi educación, el dinero que me pudiese sacar era algo a lo que ellos nunca le dieron valor, no porque no tuviese valor, que igualmente era mínimo, si no porque tenía mucho más valor lo que estaba aprendiendo que lo que me pudiese ganar económicamente. Y lo que aprendí, no te lo enseñan en el instituto y tampoco en la universidad.

Lo cierto es que sea como fuere, cada uno de esos trabajos, desde el más sencillo hasta los que me llevaron algún quebradero de cabeza, me enseñaron a desenvolverme en diferentes ámbitos, me hicieron ganar seguridad en mí mismo, a sentirme orgulloso de ellos y del trabajo realizado, y con el tiempo he sabido darle el valor que se merecían. 

Unos cuantos años más tarde, estoy en la posición contraria, trabajo con un gran número de personas jóvenes, estudiantes universitarios o recién titulados, que aprovechan las oportunidades laborales que se les presentan como un complemento mientras están estudiando. Y entre ellos hay perfiles muy diferentes, personas altamente implicadas y con gran sentido de la responsabilidad, tanto propia como del grupo, a lo que le doy un valor importantísimo (ya que el propio trabajo implica en sí trabajar en equipo), y personas que no se implican lo más mínimo. Está claro con quienes quiero trabajar e implicarme. Sin embargo, no quería hablaros de la implicación de las nuevas generaciones en los trabajos, a menudo precarios y más si son trabajos con este tipo de perfiles, si no de la relación que el resto de trabajadores tenemos para con ellos y cómo depende en gran medida de esta relación su desempeño laboral.

Hoy día, llevo parte de la formación del equipo con el que trabajo y en el momento que me he parado a reflexionar sobre esta situación, ha sido realmente fácil advertir que aquellas personas que han recibido una formación para desempeñar el trabajo más completa, ordenada y con mayor dedicación, han sido los trabajadores con mayor implicación en el desarrollo del trabajo y con mayor conciencia de las responsabilidades y funcionamiento del trabajo y del trabajo en equipo. Es una relación directamente proporcional.

De aquí nuestra responsabilidad en saber aportar y defender entre las personas que llevan menos tiempo trabajando con nosotros, y hacer un remember a las que llevan más, la importancia y el porqué de un trabajo bien hecho, con protocolos de actuación bien definidos y que les permita dar valor al trabajo que ellos mismos realizan y seguir creciendo como trabajadores de la empresa, ganando peso en las tareas llevadas a cabo, dándoles la opción de aportar valor y oportunidades de promoción.

Este es el primer artículo en el que escribo de una manera amplia sobre el trabajo y esta parte del blog me la reservaré para reflexiones propias con las actitudes y situaciones particulares que me encuentro en él, como una forma de canalizarlas y aprender sobre ellas. Y he de decir a mi favor que de éste primer artículo ya saco en claro la lección de mis padres, que es la primera vez que escribo sobre ella y por tanto la primera vez que soy capaz de dejarla reflejada, y a la vez tomo conciencia, también al dejarlo reflejado, de la importancia y consecuencias que tiene la formación que imparto sobre el propio equipo con el que trabajo, y por lo tanto sobre mí. Disculpad el tostón, pero si os hace pensar un poco en vuestro ámbito laboral y cómo mejorarlo o en cómo poder sacar de ese callejón sin salida la relación cruzada que tienes con ese compañero de trabajo os prometo habrá merecido la pena. Si te has encontrado en una situación similar o has llegado a alguna conclusión tras reflexionar sobre el tema, ¡me encantaría que dejaras un comentario contándomelo!

Créditos de la foto: www.freepik.es

Comentarios

  1. ¡Toda la razón! Trabajar es muy importante y poco a poco si nos lo curramos iremos creciendo laboralmente.

    Muy buen post

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    1. Muchas gracias una chica del montón! Sigo intentando tomar y hacer tomar conciencia de las oportunidades laborales que se nos presentan en el día a día y sacarle el mayor de los provechos posibles ;)

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  2. Un artículo muy acertado! Yo también he tenido varios trabajos y trabajo, estudio y avanzo. No es solo lo que te ganas es lo que aprendes y los contactos que haces. Incluso realizo actividades de Voluntariado. La cuestión es seguir.

    Un saludo!

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